El innovador proyecto, que está liderado por dos emprendedores asturianos y prevé un fulgurante
despegue este año, puede convertirse en toda una revolución por sus beneficios profesionales para el
sector ganadero y por su impacto medioambiental y social en el medio rural
Aunque la tecnología ha impactado de manera colosal en agricultura y ganadería, no deja de sorprender, precisamente por el carácter tradicional del sector, la forma en la que abraza sus innovaciones. La penúltima propuesta que surge en él para dejarnos con la boca abierta llega de la mano de dos emprendedores asturianos, es una dairytech -tecnología aplicada al ámbito lácteo-, y reinventa el concepto de gasolinera adaptándolo al mundo ganadero. Y decimos reinventa porque, pese a llamarse Agrolinera y tener manguera, lo suyo no es un surtidor de combustible al uso, sino un depósito receptor, en su caso de sueros y purines procedentes de queserías y explotaciones fundamentalmente bovinas. Tiene forma de contenedor marítimo, facilita la recogida de esos residuos en entornos rurales para su valorización en la producción de biogás y ya lo están utilizando nueve de las que serías de la DOP Cabrales. La primera Agrolinera se ha instalado en Tielve como proyecto piloto y, desde esta localidad, desde el corazón del Parque Nacional Picos de Europa, espera coger impulso y conquistar el mercado con un salto definitivo a la comercialización inminente.
“En los próximos dos meses”. Así lo confirma Verónica Menéndez Rodríguez, CEO de Agrolinera Astur SL y fundadora, junto a quien hoy ejerce como director tecnológico, Juan Gutiérrez Canseco, de esta startup que, a punto de cumplir tres años, se prepara para vivir en este 2025, si todo va según las previsiones, un despegue fulgurante, hasta llegar a cerrar el ejercicio con una facturación que rondará los “500.000 euros” -desde los 50.000 con los que finiquitó 2024-.
Por lo pronto, goza de tres propulsores para lograrlo: por un lado, es un proyecto absolutamente innovador a escala mundial; además, da respuesta a “una necesidad, a un residuo que está ahí, que no se sabe muy bien qué hacer con él, pero que hay que gestionar”, y propone una solución a miles de potenciales usuarios a los que, profesionalmente, puede ahorrar costes y tiempo; y, por último, favorece la integración de las actividades ganadera y quesera en el medio ambiente y en el territorio en el que se asientan, fidelizando su empleo y arraigando habitantes en el medio rural.
De Shangái a Salas
Lograr estas tres bazas clave no ha sido, no obstante, tarea fácil para Verónica y Juan, dos economistas con fuertes lazos locales en el concejo asturiano de Salas, a quienes el ADN emprendedor unió en 2005, curiosamente muy lejos de su patria querida, concretamente en Shanghái. Allí ya lanzaron una startup enfocada a la trazabilidad de productos industriales enviados a Europa, que les mantuvo a caballo entre Asturias y China durante siete años hasta que en 2012 decidieron gestionarla desde su tierra, si bien con la pandemia dejó de encajar en su plan de vida y pusieron punto y final. Ahí, entró “toda la experiencia pasada” y su decisión de poner las miras en una materia que resultaba de su entero interés, las energías renovables.
Tener una gran amiga dedicada a la ganadería, ser de un concejo eminentemente ganadero y ver, más de cerca que nunca, los problemas de gestión de residuos a los que se enfrenta el sector, llevaron a Verónica y Juan a querer desarrollar tecnologías que hicieran posible el futuro de una ganadería tradicional que consideran vital para la sociedad rural y el medio ambiente, pero que, en el caso asturiano y en otras zonas de España, cuenta con el condicionante de estar integrada por explotaciones pequeñas y dispersas por territorios de difícil orografía, que hacen que recoger el residuo sea más costoso que el valor que luego se obtiene de él. “Fuimos pensando y surgió la idea de un contenedor móvil que recogiera esos purines que son un problema real para los ganaderos; luego, que además generara datos y, finalmente, que esos datos sirvieran para revalorizar el residuo en las mejores condiciones”, relata la CEO. Y cuando corría ya 2022, nacía Agrolinera Astur SL, convirtiéndose en “los
primeros”, entre las muchas empresas que buscan fórmulas para minimizar el impacto de los purines desde diferentes frentes, que “intentan eliminar el problema de raíz, cambiando el proceso”, digitalizándolo desde la recogida.
La propuesta, explica la emprendedora, encantó al Gobierno del Principado, en cuyos despachos se les abrió también la perspectiva de enfocar igualmente el contenedor a la recogida de lactosueros. Fueron los primeros pasos de una iniciativa que luego ha conllevado “mucho trabajo de campo” para Verónica y Juan, de llamar a puertas, primero con sus propios recursos y, durante su desarrollo, con el apoyo financiero ya de la agencia Sekuens del Principado de Asturias, la Fundación Caja Rural de Asturias y EDP España. Con ese fundamental apoyo económico, la dupla de emprendedores ha podido establecer lazos de cooperación con todas las partes implicadas, sobre todo los gestores de residuos como clientes y los ganaderos y queseros, como usuarios.
También han podido incluir su iniciativa en diversos programas autonómicos, nacionales y europeos, hasta llegar,
por fin, a sentir que “es perfecto”. “Estamos haciendo lo que queríamos, un proyecto sostenible que aporta al territorio, y en casa”, subraya Verónica al respecto.
Réplica y expansión
Con grandes expectativas afronta, pues, la CEO estos momentos en los que cuaja definitivamente la primera de sus dairytech, esa Agrolinera de Tielve para cuya gestión se ha contratado a una tercera persona, Israel Mestas. Él ha guiado a la decena de queserías que están empezando a entregar lactosueros al contenedor -con capacidad para 14.000 litros-, accediendo al servicio a través de una pantalla táctil con su usuario. El sistema, que está conectado a la nube y, mediante monitorización a distancia, coordina la recogida en camión y el traslado de los residuos a la planta de biogás que es, en definitiva, el cliente de la Agrolinera, dejará en breve de ser prototipo y se ampliará a toda la DOP Cabrales, para replicarse luego entre las queserías de la DOP Gamoneu y extenderse fuera, incluso con nuevas valorizaciones a la vista para ese residuo de múltiples aplicaciones en alimentación y cosmética.
Esa extensión coincidirá también, a lo largo de este año, con el inicio de la comercialización de dispositivos y equipos para gestión de purines, patentados por Verónica Menéndez y Juan Gutiérrez en España, Europa y EEUU, que se colocarán en las fosas, analizarán distintos parámetros para marcar el momento óptimo de recogida y evitarán la entrada de camiones en las explotaciones con los consiguientes ahorros que eso supone, económicos para el profesional y sanitarios para la propia cabaña.
Visibilidad «Real»
Los diversos programas en los que Agrolinera se ha abierto paso han dado al proyecto gran visibilidad, que ha crecido con premios como el Radar 2024 a la innovación emprendedora del Gobierno asturiano; el Rural Startup Awards en la categoría de Sostenibilidad, o el reconocimiento de la Fundación Roberto Rivas de Pontevedra al Emprendimiento Rural Innovador 2024. Pero, sin duda, si algo ha dado proyección “Real” a este emprendimiento, ha sido el encuentro que los Reyes Felipe VI y Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía mantuvieron con Verónica y Juan aprovechando su viaje a Asturias para la entrega del título de Pueblo Ejemplar de Asturias 2024 a Sotres. Fue el pasado 26 de octubre cuando conocieron de primera mano la Agrolinera a través de una maqueta a escala 1:12. Emocionada aún por el privilegio de recibir tan ilustre visita, Verónica recuerda que se mostraron muy interesados y, en el caso de la princesa Leonor, especialmente “curiosa” con el sistema desarrollado.
La agrolinera generara datos que
sirven para revalorizar el residuo
en las mejores condiciones